La jefa de la diplomacia estadounidense llegó puntual a la sede del ministerio, a cuya entrada acudió Jiménez para saludarla con dos besos.
«Good morning (buenos días)», exclamó Clinton ante la avalancha de flashes, lo que le llevó a decir con curiosidad a los fotógrafos: «No sé qué hacéis con todas esas fotos».
Jiménez, en inglés, fue la primera en tomar la palabra para expresar a su «dear (querida) Hillary» la «enorme satisfacción» por su presencia.
La ministra remarcó el gran momento por el que pasa la cooperación bilateral, sin rastro ya de la fría relación que padeció el jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, con el expresidente George Bush.
Para redondear su acogida, Jiménez regaló a Clinton unos pendientes de Majorica, nada que ver con el mantón de Manila con que el exministro de Exteriores Miguel Ángel Moratinos obsequió a la antecesora de Clinton, Condoleezza Rice, en la visita que hizo en junio de 2007.